Cáñamo Industrial: El Porcino de los Cultivos I

Igual que del cerdo todo se aprovecha, también es así en el cáñamo industrial. Esta amplia diversificación de todos los componentes de esta planta es lo que le da rentabilidad a su cosecha y posterior extracción de sus diferentes partes.

Actualmente hay un creciente interés por el cáñamo industrial, cuyo nombre científico es cannabis sativa, ya que en los últimos años se han descubierto una serie de nuevas aplicaciones que añaden valor a esta fibra, que tiene ya largos años de historia sobre sus raíces.

I.-) Los ancestros del Cáñamo.

Es una planta anual milenaria que tiene más de 10.000 años de historia y cuyo origen se ubica en Asia. Casi a 5.000 años a.c. aparecen las primeras evidencias de que la planta se utilizaba con fines medicinales. Buda engería las semillas como fuente nutritiva que le aportaba una gran energía. Y China inició la comercialización del papel hecho con la celulosa del cáñamo.

En el siglo XIX el cáñamo servía para confeccionar las velas de los navíos de guerra hasta que el maridaje de la máquina de vapor con el acero desbancó a todo viento, una industria que solo en Europa se abastecía de extensiones de más de 200.000 ha. de cultivos. A parte, estaba la industria de la cordelería y los sacos o costales. Los últimos barcos de vela, en Francia, fueron construidos en 1.890, hecho que junto a la acérrima competencia del yute en el sector de los bramantes y los costales, básicamente para productos agrícolas, acabaron por hacer casi desaparecer en Europa a este cultivo milenario. Y digo casi desaparecer porque muchos granjeros continuaron cosechándolo para sus usos particulares y básicos como la ropa. No olvidemos que la aplicación textil ha sido una de las principales. El poder de confeccionar y amarrar: el vasto sector de la cordelería ha dado servicio a un sinfín de actividades. Y no olvidemos la comunicación: produciendo sus propios papeles de cáñamo cuando la ausencia de internet nos regalaba delicadas letras escritas a pluma.

II.-) Un cultivo amigo de la naturaleza.

Hoy, después de una larga historia sobre sus raíces, cuando el cambio climático ya es una realidad, algunos emprendedores tienen la esperanza de recuperar un cultivo que es amigo de la naturaleza, por su bajo impacto medioambiental pues no necesita ningún tipo de pesticida y dependiendo del tipo de suelo, las dosis adecuadas de fertilizantes son más bajas que en otros cultivos como la patata o la remolacha. Además contribuye favorablemente al efecto invernadero, fijando hasta el 45% sobre el peso de la paja seca, en carbono procedente del dióxido de carbono atmosférico y preservándolo en forma de productos que lo inmovilizan por largos periodos de tiempo, como es el caso de los aislantes en el sector de la construcción o los materiales termoplásticos en los automóviles. Al mismo tiempo que dichos materiales contribuyen a un mayor ahorro energético debido al aislamiento térmico y un menor consumo de combustibles fósiles por la construcción de una serie de materiales más livianos, los composites, en el sector de la automoción.

III.-) Los Principales Productores.

Francia es el primer productor europeo de cáñamo industrial, con más de 12.000 ha. cultivadas, pero aún así nada tiene que ver con la gran China, con una previsión de unas 100.000 ha. y un potencial de crecimiento enorme. Le siguen Alemania e Inglaterra, países que por su latitud y clima templado tienen abundantes lluvias, lo que favorece la producción de cáñamo con unos rendimientos que oscilan entre los 6.000 y 7.000 Kg./ha. Otros países en Europa, como el nuestro o bien los países Bálticos, Polonia, la República checa o Ucrania están estudiando seriamente la viabilidad de retomar este cultivo ancestral. Los franceses han sabido organizarse muy bien, a modo de cooperativas. Cada año se negocian las hectáreas a sembrar en función de la demanda de los diferentes sectores. La calidad, no tan solo la cantidad, es importante y en este aspecto se llevan a cabo unos estrictos controles, siguiendo una meticulosa trazabilidad desde la recepción de la fibra en las agramadoras hasta el etiquetaje del producto final.

Baños de bosque como substituto a los antidepresivos

El valor sagrado de los bosques.

 Sabías que en Japón, desde hace ya más de tres décadas los médicos prescriben baños de bosque o ‘shirin yoku’, en su idioma, como terapia en lugar de antidepresivos, a pacientes con fibromialgia o alzheimer ?

Otros países, como Gran Bretaña, han entendido la demanda social creciente que existe por parte de la población en busca de respirar un poco de aire puro, que mejora nuestro estado de ánimo, por lo que se esfuerzan en preservar los bosques como lugares de retiro y tranquilidad, en contraste con los bosques de cemento y metal: las grandes ciudades. Y preservar es un vector de mayor magnitud que proteger, porque al preservar se mantienen los bosques intactos, tal y como están, dejando que sea la propia naturaleza quien realice los cambios, sin sacar ningún provecho, cómo de lo contrario sí se permitiría en los bosques protegidos, ya sea a través de la extracción de biomasa, la recolección de trufas, los piñones o las setas, productos que nos regalan estos espacios naturales y que no puede ser de otra forma que estando regulados para que al menos podamos proteger dichos hábitats naturales. Si en nuestros bosques no se realiza más gestión forestal es debido a la orografía, que comparado con los países nórdicos, cuyas extensiones más planas permiten una mayor eficacia de su modelo de negocio, los hace menos competitivos.

 El patrimonio inmaterial.

 El patrimonio inmaterial es lo que en boca de los economistas llamaríamos opción de futuro o valor de herencia. Pero deberían ser valores no negociables porque ya no quedan muchos bosques primigenios donde majestuosos árboles de más de 300 años retengan toda su sabiduría e ‘inteligencia vital’, que tan bien describe el filósofo Jordi Pigem en su ensayo de mismo nombre. Quizás nuestra mente racional necesite de pruebas científicas que otros místicos orientales lo consideraron una ciencia empírica o sin ir muy lejos nuestros antepasados lo entendían como una ley universal. Pero la ciencia avanza y diversos estudios avalan ya la inteligencia de las plantas, como la percepción, memoria, evaluación, aprendizaje, comunicación o incluso emociones y de ahí que quién le habla a sus plantas mientras las mima y las cuida obtenga como recompensa un crecimiento vigoroso que llene de vida su jardín. Cuando una planta o árbol siente cerca unas tijeras o una motosierra sufre estrés. En una comunidad arbórea predomina la colaboración antes que la competencia, incluso entre especies diferentes. Si existe una mínima competencia es siempre la indispensable para el correcto funcionamiento de los ecosistemas. Es una lástima que los humanos no aprendiéramos, aunque solo fuera un poco, de dichas comunidades.

 Demanda social.

 No es casualidad que mucha de nuestra poesía esté inspirada en los bosques y entornos naturales. Los árboles desprenden unos compuestos volátiles – lo que se llama aerobiología –  que hace que se active nuestro sistema nervioso parasimpático, fortaleciendo el sistema inmunitario, rebajando el estrés y despertando nuestro lado creativo. Se podría decir, en sentido figurado, que los paseos por los bosques o cualquier actividad que en él se pueda realizar son adictivos y que despierta nuestros sentidos. Asimismo se ha demostrado que una inmersión en un bosque reduce la presión arterial, baja la frecuencia cardíaca y desactiva los mecanismos que generan estrés.

Pioneros en Cataluña.

El programa Sèlvans, en colaboración con el Institut de Medi Ambient y la Universitat de Girona, está impulsando la creación de una red de bosques terapéuticos en Cataluña, emulando así los buenos resultados que está dando en el país nipon. Y por si el valor terapéutico no fuera pretexto suficiente para preservar cuantos más bosques sea posible, no debemos olvidar la componente económica. Según un estudio del Institut Cerdà, los beneficios socioeconómicos de los bosques en Cataluña representan 400 puestos de trabajo fijos y un valor medio de 16 millones de € anuales. La rentabilidad en las economías locales es de 1:9 €, es decir por cada euro invertido en el desarrollo forestal, se obtienen 9 de beneficio. Como ejemplo, la madera da 8 €/ha al año mientras que la recolección de setas dan 12 €/ha y año. Es una lástima que debido a la despoblación del mundo rural se estén perdiendo una serie de derechos de los que aún lo habitan, un importante bien cultural que se basa en la Gobernanza de los Comunales y que gracias al cual, pequeños pueblos podrían subsistir de sus recursos naturales, frenando esta voraz despoblación que ya concentra el 80% de la población en las zonas del litoral de Cataluña.